domingo, diciembre 04, 2011

El halcón de Federigo

Federigo arde en deseos
por la señora Giovanna de Barzione
la señora Giovanna de Barzione
es señora de Barzione.
Federigo gasta su fortuna
cortejando en vano
a la mujer comedida.
Solo se queda con una finca
y un altivo y valiosísimo halcón de caza.

Ocurre entonces que muere Barzione,
apenada y de luto se muda la señora
con su hijo a un campo
fatalmente vecino al de Federigo.
El niño, por desgracia, enferma gravemente
y compadeciente pide a su madre un único deseo:
tener para sí el noble halcón
que incansable y soñador
ha visto volar majestuoso en el campo vecino.
Giovanna, a pesar de su decencia,
consiente al capricho de su enfermo
y le endulza el oído a Federigo
quien la invita a cenar consigo.

Pero nota con tristeza el empobrecido
que no tiene alimentos
ni dineros para comprarlos.
Entonces, desesperado,
cocina al halcón preciado.
Imaginemos por un momento
la cara de Federigo
cuando recibe el pedido
los huesos pelados sobre la mesa todavía
y los gritos de la madre,
amada y dolida.

El niño muere y sus tíos ven mal
la soledad de su madre y su fortuna,
le dicen que una mujer de su condición
no debe marchitarse
ni puede sola administrar segura.
Obligada, ella declara:
"Si debo hacerlo prefiero
un hombre bueno que necesite riquezas
que uno rico y necesitado de nobleza
casadme con Federigo".

En este cuento hay varias formas de amar
a una señora
a un ave
o aun hijo,
mas parece que no a un hombre.
Pero más que de amor
es la economía, idiotas,
Federigo
quien ha demostrado ser un derrochón
gana la fortuna
y no el corazón
de la viuda.

Aunque si el mandato
era cuidar su patrimonio
¿por qué elegir a ese vicioso
sino por gloriar el gesto liberal
de quien sacrificó su único bien con locura?
¿La frialdad de Giovanna
ha cedido ante su pena?
No, ha recrudecido.
La señora actúa por piedad
a quién está enamorado
aunque vanamente
y eso
lo sabemos
es crueldad.

Con esa mujer sin amor
Federigo acaba contento
como trofeo de caza
último botín de su azor.
¿Dónde quedó el querer?
Lo hubo de una madre a un hijo
y de un hijo a un halcón.
Del amor y de los dos
quedaron solamente los huesos.

sábado, noviembre 19, 2011

Cómo nos explicamos las cosas

Las cosas pasan
y no entran en ningún lado
pero hay invención del relato
y así algo queda
de lo que pasa de lado.

Eso se llama experiencia,
un epitafio del acontecimiento
compuesto con cinceles
sobre la piedra de la verdad.

jueves, noviembre 03, 2011

Fines de octubre

Volvieron los mosquitos
que a mi no me pican
pero que me zumban las orejas
y no me dejan dormir.
El otro día me enteré
de que cerró el bar
en el que me peleé con ella.
Y bueno, viejo,
ya pasó un año
desde que se murió Néstor,
pasás los días papando moscas
sin picaduras
pero seguís rascándote igual.
Mirá como llegaste
hasta acá,
quién te lo decía
más que todo el mundo.
Tengo una sobrina
que no es tal
pero que es una perla,
tengo la sensación de estar viviendo
los últimos días en mi casa
y el fresco del verano
entrando por la misma ventana
donde antaño procesaban polillas.
Mirá cómo llegó.
Con otro poema malo.
No importa,
mañana probamos de nuevo.

viernes, septiembre 23, 2011

Problema de restaurants

A uno le gusta hablar
mirando a los ojos
pero también quiere tener
al otro al lado.
Si nos sentásemos
frente a un vidrio espejado
¿comeríamos con nosotros?
¿o con nuestras imágenes?
Me gusta que me pidas
que me siente al lado tuyo
como me gusta que me mires
al fondo de los ojos.
Me doy cuenta de algo parecido:
no me interesa ser lindo
nada más quiero que me digas "lindo".
Entiendo todo cuando me mirás
al fondo de los ojos,
donde nace tu reflejo
de mi lado.

domingo, agosto 28, 2011

Rosario dice que fue un poema

Hoy una piba me dijo:
"nunca aprendí a hacer anillos con el humo".
"Yo sé",
le dije.

Y no me salieron.

martes, mayo 31, 2011

No seré feliz pero cojo seguido

Me habla
de experiencias sexuales inventadas.
Yo estuve con mujeres
que chillaban como alarmas
y otras que me devoraron el cuerpo
para escupirme los huesos
pero nunca escuché cosas
como las que esa tarde
me contó Rodrigo.

"No seré feliz
pero cojo seguido"
le contesté
y me miró entendiendo
como si en esa frase
estuviera encriptada toda nuestra conversación.

La adversación
cuando se amiga con la conformidad
anuda esos implícitos.
Rodrigo cree que la felicidad
es tener una novia con buenas tetas
y si tiene plata, mejor.
Yo creo que la felicidad
siempre la sirven con soda
pero igual hay que lamer hasta la última gota.

Mientras tanto...

jueves, abril 07, 2011

Tres amigos y yo

Tengo tres amigos.

Uno dice que todo se está por ir al carajo.
Le preguntamos por qué
y repite una lista
de titulares de diarios.
Le preguntamos cuándo
y dice que no sabe.
Jura que se va a ir
pero se queda.
Le preguntamos por qué
y contesta que quiere ver
cómo todo se va a la mierda.

Otro se ríe de su propia ignorancia.
Ve un cartel en la calle
"se gofran lupines"
y ríe alucinado.
A mí me jode
porque el viejo era chapista,
tornero o mecánico,
y seguro que sabe.
De jodido se lo digo
y me contesta entre dientes
que sí
pero que no le va a preguntar.

El que queda está loco y opilado
tiene la pica
empezó con las uñas;
después se comía el pelo,
pedacitos de revoque,
tierra de las macetas,
colillas de cigarrillo,
yerba lavada.
Es un asco verlo.
Está anémico,
le decimos que necesita tratamiento
y hace como si no lo dijeramos en serio.

Ellos dicen que yo soy el más boludo,
que me voy a morir de hambre
por dedicarme a algo que sólo puede hacer
la gente que ya tiene plata.
Dicen que aproveche mi fe
mi inteligencia
mi salud
para cojer mientras pueda
que todo eso se va a ir
y los poemas no me van a levantar la pija.

Sentados en la misma mesa
nos molestamos bastante los cuatro.
Mientras uno bufa,
el otro carcajea,
el loco pellizca paredes
y yo pienso
qué lindo no cansarse de mirar
cómo se derriten sonrientes
los veinte
los mejores años de nuestras vidas.

miércoles, marzo 30, 2011

Amo a una chica kirchnerista


La conocí en una fiesta
de chicas en calzas
ella bailaba en ojotas
llevaba en la pollera
toda la democracia.
No sé cómo le hablé
qué pude decir que no vendiera
mi ingenuidad
pero cuando el sol salió
tenía su teléfono anotado en un volante.
La acompañé a recitales de reggae
en plazas que no conocía de la capital federal
le conté que mi hermano restauró una Siambretta
y le regalé una novela de Conti
que me dijeron, era muy comprometida.
Aun así ella dice que me quiso
porque confundió mi tozudez
con criticismo.
Los troskos denostan nuestro amor impuro:
“Falso, anarquista, posmoderno,
esa chica aunque sea cree en Néstor”.
Me prometo que no me voy a calentar
porque me la quieran soplar.
Mi chica kirchnerista me relaja
me acaricia las orejas
y me canta canciones de Los Fabulosos Cadillacs.
Evito que venga a casa los jueves
porque mamá tiene una señora que limpia
y me da un poco de vergüenza.
La única vez que se vieron
esta señora, Constanza, me dijo cuando se iba:
“dejé los perros encerrados afuera”
y yo le contesté:
“entonces los encerrados
somos nosotros”.
Esta respuesta no le gustó mucho
a mi chica kirchnerista
porque Constanza no se rió
o porque habrá sido medio clasista.
Amo a una chica kirchnerista
con sus contradicciones presentes,
aunque me pida fidelidad
amando a otra mujer,
aunque me considere intransigente.
Yo sé que a ella no la conforma
la tibieza con la que apoyo el modelo.
Admira mucho a mi viejo
aunque sea radical
y ex sindicalista;
en las sobremesas los escucho a los dos
sanguinarios
pelearse por nombres que no conozco
yo la beso a ella en la cabeza
y me levanto a lavar los platos.
En casa hay una pileta
a la que vienen a bañarse
en las últimas horas de la tarde
bichofeos y zorzales.
Tengo un fondo grande
con árboles y perros
tengo un jaulón olvidado
que era el vicio de mi abuelo.
Los domingos nos sentamos
bajo la sombra de la parra
y ella siente nostalgia
me besa y me pide que le cuente
historias de mi infancia
como si yo hubiese nacido en los 40.
Me preguntó una vez
qué va a ser lo que sobreviva
a nuestro amor.
“Algo chiquito
-le contesté-
y letal.
De los hombres y de las bestias
lo último que se descompone
son los dientes”.
Yo con frecuencia pienso
que si se acostumbra
enterrar los cuerpos
para que no los coman los chacales;
ante cualquier final
deberíamos escondernos
y evitar que nos desmembren el cadáver.
Ella, cuando yo lo verbalizo,
me dice que la rapiña es preferible
a esconder el cuerpo de la verdad.
Se calla, muy seria
y me mira.
En sus palabras
o en sus pupilas
encuentro un confort
muy dificil de resignar.

lunes, marzo 28, 2011

Amputación

A veces te veo en mi sombra
y tengo que apartar la vista
para no querer alcanzarte
con tu mismo contorno vacío.
Con frecuencia velo noches
recordando tus cicatrices
había una blanca, inmemorable,
que siempre amé narcicista.
Te extraño como mi mano izquerda
añora tu caricia desinteresada
en un baño compartido,
en el secreto de la almohada.
Palpando tu ausencia, lloro
no por considerarme un monstruo
si no por mi derechura intrínseca
me priva de toda destreza.
Tantas audaces piruetas
tanto amor contenido en esas palmas
y la melancolía de renunciar
a la posibilidad de aprender un día a tocar la guitarra.
Pienso en los chinos
tan chinos
que guardan sus miembros amputados
y órganos extirpados
para ser enterrados con ellos.
Y si tan sólo pudiera acostarme
una última vez para siempre
con tus restos muertos
mi humillación se fundiría
y coagularía inmunda,
como esta herida,
pero ahora en serio
sin despertarme palpando el colchón
sintiendo la amargura
de tu partida.

martes, marzo 15, 2011

Cada uno está preso de su propia imaginación

aunque esté más convencido
con cada día
de que jamás podría ser alguien
que haga sus propias galletitas
y de que mi futuro
está necesariamente vinculado
con quien conozca el horror
de quedarse despierto porque sí
hasta las cuatro
seguís apareciendo en mis sueños
y te sigo queriendo besar
sin querer
pero queriendo

sábado, febrero 26, 2011

Amor en imperfecto

No escribo poemas sobre el amor
escribo poemas sobre nuestro amor
así, con acento
sobre esos atributos;
por eso son anodinos
para cualquiera que me lleve diez años.
Cada verso es un pedazo que suelda,
la condensación de varios fracasos
o triunfos fútiles,
regulares, esperables.

Nuestro amor es invención de la rueda
cada día,
con planos improvisados,
dibujados en cuadernos
con sus manchas de café
y sus borrones
agrisando lo que otro poeta
podría haber hecho sin salir del renglón.
Es un vástago débil
pero de nutrición constante,
fortalecido por ornatos nada accesorios.

Hablo a mis socios del ensayo y error,
a los que pisan el mismo piso quebradizo
haciendo equilibrio
con los brazos en cruz.
En otro suelo no tendrían sentido,
pero sé que no son innecesarios,
porque este estadío imperfecto
precisa su propio canto.

Lo mejor que nos puede pasar
es sentir pasados unos días
que cada estrofa
que cada rima
es estúpida;
la fidelidad verdadera
está en traicionarse
cada segundo
con las mismas ganas revanchistas.

sábado, enero 29, 2011

Las estrellas titilan

En la ciudad no se miran las estrellas.
Y si se las ven
no son las estrellas
sino pinturas de sí mismas.
En el lago recuerdo
algo que me prometo no volver a olvidar.
Las estrellas titilan.
Tengo que pensarlo en el año.
Quizás pueda sobrevivir algunos meses
si recuerdo que los astros
parpadean
allá en el lago.
Armo estos versos
acostado en el muelle
de un club de pesca.
No siento frío
pero me perturba el maullido
de un cachorro de gato
abandonado.
Extraño a Simona, pienso,
y también en otras cosas.
En la cabaña,
dos horas antes,
la morocha de ojos claros
describía
al compañero de la facultad que adora
a pesar de su novio ingenuo
con el entusiasmo estúpido
de una genuina enamorada.
El mismo gesto
que yo me habré perdido
en alguna ocasión.
La aprobación de sus amigas
y mi monomanía
me obligaron a salir al patio
a buscar más explicaciones,
como si alguna sensación de ese tiempo
fuera hoy recuperable.
Y desde ahí por lo menos
se arrastra la cola
de estos pensamientos.
Armo este poema
mirando las estrellas
acostado sobre el muelle
de un club de pesca,
ya dejan entrar a cualquiera.
La urgencia de no olvidarlo
porque no tengo papel
me empujan
a componerlo en mi celular,
ya los poetas son cualquiera.
Aunque al menos
siempre se puede
recurrir a ellos
cuando queremos escuchar
alguna palabra sobre amor
o cielos.
De todas las constelaciones
descubiertas solamente
con el ojo del hombre
yo sé reconocer dos:
Orión flechando al toro.
Pero hoy
veo a Diana
apuntando a una vaca indefensa.
Dicen que los hombres
han visto en el cielo
desde el principio de los tiempos
la verdad de sus corazones.
En el patio de casa
más de una vez
ensayé líneas propias
para poder dibujar mi cielo personal
en cualquier provincia.
Como con otras tareas idiotas,
siempre fracasé,
pero sospecho que no voy a olvidar
esta figura aterradora
aún cuando me lo proponga.
Pasan las noches
pero los astros se nos mueren de risa,
volviendo aún sin la luna
a mirarnos las cabezas distraídas,
privándonos de la oscuridad
que cubra todo vano atisbo de idea,
todo recuerdo opacado
por la marcha de infinitos soles.
Pero si pudiera recordar ese parpadeo,
y saber que allá en el lago
ellas también están muriendo,
quizás así
podría sobrevivir
un año más.

jueves, enero 27, 2011

Los primeros días del año

El primer día del año

me desperté mareado.
Afuera rayaba el sol
y mi ropa yacía al lado mío borracha.
El segundo día del año
amanecí en la cama de una extraña.
Aprendí su nombre cuando fui
a lavarme la cara
y lo vi escrito en una toalla.
El tercer día del año
me levanté nervioso.
Di vueltas por la casa asustado
moviendo todos los muebles.
El cuarto día del año
no dormí.
La luz me descubrió ensimismado
entre las sábanas transpiradas.
El quinto día del año
fue muy parecido al cuarto
y a los que siguieron.