jueves, marzo 12, 2009

Nota sobre el exterminio de hormigas

Se descubre una hilera de hormigas rojas recorriendo la pared del piso al techo. Por ocio o resentimiento se apoya un dedo en un punto más o menos cómodo de la hilera y se acaba con un par de hormigas. Los demás puntos de la línea aterrados, se dispersan y comienzan a retroceder. Las que venían del suelo vuelven al suelo, las que venían del techo, vuelven al techo. Desordenadamente. Se traza un diámetro imaginario y todas las hormigas dentro del mismo son aplastadas. Se observa. Las hormigas que subieron bajan, las que bajaron, suben. Al llegar al perímetro apocalíptico retroceden. Campo repelente de hormigas. ¿Horror? Los cuerpos de los primeros exterminados siguen adheridos a la pared. Diámetro más grande, cuidado por dejar los cuerpos pegados. Campo repelente más grande. Pronto las hormigas comienzan a buscar una ruta alternativa. Envían exploradoras hacia la derecha, hacia la izquierda. Algunas suben a la cama, otras a la mesa de luz. Una vez exterminada la exploradora ninguna otra vuelve a verificar ese camino. En tan sólo un minuto se retiran. Pasan los días y no vuelven las hormigas a esa zona. Menos de veinte muertes persuaden a la hilera. Táctica más piadosa que el repelente. Con culpa, pero más piadosa.

12-03-09