jueves, abril 24, 2008

Estado de bienestar

Entonces, el gobierno argumentaba, como la historia de los pueblos había demostrado que la lucha contra el crimen era en vano, se proponia una medida muchisimo menos ilusoria e hipócrita: regularlo.

La ley 33.609 especificaba que la agresión física estaba terminantemente prohibida. En caso que un ciudadano se negara a entregar su botin al filibustero que le tocara en gracia, el bandido podía avisar a un efectivo policial para que medie en la disputa. De no encontrarse policia alguno cerca, el ladron estaba habilitado para efectuar una multa inmediatamente.

La tarifa de los rateros estaba fijada en el 75% del dinero en efectivo que las victimas acarreasen. Asimismo podían tomar algún bien material que careciese de valor emocional. Algunos de los listados por la ley regente eran camperas, bolsos, relojes y celulares. De estos ultimos el bandido estaba obligado a entregar la tarjeta de memoria (SIM). Si alguno de los asaltados consideraba, no obstante, que los objetos sustraidos portaban un valor agregado sentimental podían acudir a juicio con el Estado para recuperarlos u obtener un beneficio económico por la pérdida.

Al finalizar el hurto el ladrón debía entregar un comprobante de robo a su asaltado, éste lo eximia de volver a ser asaltado por los próximos 6 (seis) meses. Otras sustracciones más importantes tenían plazos diferenciados. El robo de un auto no podía ejecutarse dos veces al mismo individuo por 10 años. El caso más desafortunado del robo a una casa eximía al perjudicado de repetir la situación por 30 años. En estos casos otorgar un comprobante no era necesario puesto que era el mismo sindicato el que indicaba que casa debia ser desvalijada, figurando en sus registros cuales cumplian las condiciones y cuales no.

Se vestian de murga todos los barrios el 29 de diciembre, día del ratero. Año a año no dejaban de inaugurarse en cada plaza del país un monumento a José Murillo, Jano o Rocambole, ocasionalmente acompañados por la leyenda "sans haine, sans violence et sans arme".

El primer presidente bandido de la República asumió 10 años después de la promulgación de la ley criminal. La euforia popular duró meses y la nación alcanzó una nueva era dorada. La tasa de hurtos controlada generó lo que los economistas llamaron "deja vu del consumo". A grandes lineas esto se explicaba así: los bienes robados eran repuestos rapidamente por las víctimas porque el temor a volver a ser hurtado no existia, por lo tanto un porcentaje del consumo se reduplicaba. La regulación de esta tasa ayudo a reactivar la economía y prevenir los períodos recesivos.

Este período de bonanza de la República Sanmartiniana de Argentina finalizó con la crisis de la yerba mate que desestabilizó la economía nacional y dio paso a la sangrienta dictadura de la oligarquía de la seguridad privada.

25-02-08

martes, abril 15, 2008

Tlonismo impune

"Las panteras irrumpen en el templo, pensé absurdamente"
Abelardo Castillo




-Mucha gente te diría que no podemos obviar el hecho de que hay un escritor que escribe la escena. Bueno, están equivocados, sí podemos obviarlo. Con mucho esfuerzo no podríamos, ya no digo contar, no podríamos pesar las toneladas de literatura autorreferencial que existe. Alguien escribe y es muy raro que escriba sobre un piloto de aviones o un barrendero. Esto no demuestra la falta de imaginacion por metro cúbico si no la triste imposibilidad humana de ponerse en la piel de los demás. Lo generalizado del fenomeno tambien esconde, sin embargo, su singularidad: cuánto mas extravagante nos resulta la idea de un cirujano operando a un cirujano o peor aun, un cocinero cocinando un cocinero . Ni hablar de incompatibilidades lexicas como un mécanico arreglando a un mecánico. Pero ahi están todos los escritores del mundo fabulando historias protagonizadas por escritores. Provocando la paradoja. Imagino a un hombre que imagina a un hombre que imagina a un hombre. Claramente soy un hombre imaginado en una noche animada. La imagen de un televisor conectado a una camara que lo apunta. ¿Qué se ve? Nada. ¿Qué hay adentro de esos círculos? Nada. Para percibir esa nada necesitamos un marco. Un espejo frente a otro espejo excavan una eternidad profunda en las paredes del pasillo que se lastima con cada huesped que lo cruza. Lo que buscamos en un relato de repeticiones es el marco que contiene esa imagen igualada. ¿Cuál es el marco? El protagonista cae en la cuenta de lo atroz de la repetición. En cómo él ya no es brazo guía de su propio destino. Ahi esta la pieza sorda que no puede repetirse en otros círculos para que el relato se cierre.
La cita célebre de Bioy dice que el espejo y la cópula son las cosas más abominables del mundo porque reproducen a los hombres. Así tambien los libros, susurra "Tlon, Ukbar, Orbis Tertius". El narrador reconoce que las panteras profanan los cálices, ya no nos preguntaremos por la suerte de Abelardo Castillo. Ese circulo ni siquiera se pone en juego, ni siquiera se abre porque la literatura no admite ser leida de otra forma que como literatura, puesto que esta característica es la que la convierte en primer término en literatura. ¿Qué sucedería en un relato en el que el demonio de la repeticion pueda aparecerse frente a los lectores, pero no a los ojos de la primera copia, el protagonista? ¿Dónde terminaría la fila de fantasmas?
-(Inaudible)
-¿Qué? ¿Vos nunca estuviste en un telo, miraste el techo y de repente te descubriste pensando en la frase de Bioy? Siempre con el objetivo final de estirar el polvo, obvio.
-Che, los fantasmas no se ven, menos en los espejos.

31-01-08

"ay no sé, no sé, miralo, habla en dificil"