domingo, febrero 28, 2010

Poema de los ríos y la liebre

Observando los rápidos noté
que en las encrucijadas se forman pequeñas olas
que tratan de volver sobre la corriente
equivocadas sobre su naturaleza y la del relieve.

Y vi una mara al costado de la ruta,
en sus ojos estaba convencida de la muerte.
Se arrojó debajo nuestro
pero en la cubierta no encontré de esa muerte romántica
un solo rastro.

Conocía ya los ríos
pero ignoraba lo que nos unía
sabía de esos ojos suicidas
pero ignoraba mi envidia.

Conocía el frío del agua acuchillándome
y la aspereza entre las rocas y mis plantas
pero había olvidado el placer de arrojarme
al vacío
aunque termine aterrizando en el agua.