domingo, julio 29, 2007

Segundo fallo

La enseñanza salomónica cuenta que dos mujeres se disputan la maternidad de un niño. La indecibilidad del conflicto deja atrás todas las instancias judiciales y son enviadas con el Emperador. Ambas son extranjeras y no tienen marido, el tipo de la prostituta en la antigüedad, en la modernidad. Luego de deliberar el Emperador se encuentra en la misma encrucijada que todos los jueces de la causa: los argumentos son igualmente creibles y demostrables. Pero el Emperador es hombre de acción y necesita una solución, por lo cual el niño será dividido en dos. Una de las mujeres rompe en llanto y se confiesa culpable; la otra se limita a estremecerse. La primera es la madre y la segunda es ejecutada. La fama del astuto emperador crece pero con ella se revelan sus trucos, así que al poco tiempo tiene frente a sí a dos mujeres llorando desconsoladas para que no partan en dos mitadas a su hijo. Aunque incomodado y molesto, el emperador lo resuelve rápidamente por aritmética: se ejecutará a una de las mujeres, si el niño no se inmuta, era la ladrona; si el niño llora, se trataba de la madre. Como el niño es siempre uno no hay posibilidad de trampa y aunque el orden de los procedimientos se altere, el resultado es el mismo: una mujer muerta y la revelación de la verdad.
Las matemáticas fueron abolidas en -129, cuando el Emperador fue derrocado.

28-07-07

viernes, julio 27, 2007

Hipocampo

lo único que yo quería
era que me dejara pasar mi meñique
de uno de sus hombros al otro
bajar la linea imaginaria de su brazo
reconocer con cada terminal nerviosa
de cada uno de mis dedos
la fuente en la palma de su mano
lo único que quería
era contarle como nos casábamos vía Mexico
y nos escapábamos a la Antártida
lo único lo único
hubiesen sido sus ojos perforadores
remodelando mi cara
sólo el sacudir de cada axón
bajo mi carne de arcilla
hubiese bastado para helar mi hipocampo
callo caliente del tiempo
y así le hubiera dado todo
lo único, en serio

18-04-07