jueves, diciembre 27, 2012

Las pibas del Wonderboy



¿Te acordás de las pibas del Wonderboy?
Todavía puedo verlas sentadas
en los banquitos de fierro
con sus shorts de jean
o cortísimas faldas negras
de flequillo y colita
levantando los hombros con cada salto.
Pensar que nos criamos viendolas
en sus dieciseis
tanto mayores
ya mujeres para nuestros ojos infantes
por un momento fuera del Sunset Riders
encontrandonos por primera vez
el fantasma que todavía perseguimos.

Qué lindas las pibas del Wonderboy
sus walkmans amarillos
alrededor del cuello cansado
de sostener la mandíbula
que masca un chicle eterno
que pasea un chupetín
que pita un cigarrillo esperando la próxima partida.
¿Te acordás de cómo se fumaba
en los fichines en los 90?
Si hasta las máquinas tenían ceniceros incrustrados
detrás de las palancas Atari de bocha roja.
Había cada antro en la estación de Lomas...
Mi mamá me llevaba a esos recintos brillantes
humeantes
repletos de metaleros adictos al Mortal Kombat
seguramente justos amantes
de las pibas del Wonderboy
que cada tanto les irían a manguear un Derby
y alguna ficha.

Nati era una piba del Wonderboy
pero anacrónica
tan producto del 2006 como yo
y al mismo tiempo tan tímida y espléndida
como sus antecesoras de 1995.
Me encantaba de Natalia su ternura
esa sencillez para todas las cosas
y la forma aguerrida en que sostenía los controles
cómo sus párpados se cerraban tensos
sobre el tubo de la máquina.

Las pibas del Wonderboy eran implacables
un canto a la dedicación
siguiendo el hipnótico ritmo de sus golpeteos
la botonera aullaba de placer
por la precisión de sus pulsaciones
y todos se pasmaban por la exactitud
con que mandaban a ese pibe rubio,
con el dominio sobre esa isla de cobras y murciélagos,
y suspiraban pensando en cómo invitarle una Coca.

Si acaso una roca incalculable
atropellaba sus patinetas
¡qué puteadas súbitas
de esos labios otrora pudorosos!
¡Qué bramidos barbáricos
al decapitar a aquel gigante reincidente!
Esa pasión jamás podría encontrarse
en las calculadoras amantes del Tetris
o del Puzzle Bubble.

La adrenalina de una piba del Wonderboy
no se iguala con nada.
El encanto, la fascinación
que me producían esas jóvenes determinadas
rítmicas hasta para los secretos,
capaces pararse en un abismo,
golpear y encontrar una vida extra
¡qué barbaridad!
¡quién pudiera frenarse, largar un martillazo y tener otra vida!

¿A dónde se fueron las pibas del Wonderboy?
¿Hoy son telemarketers?
¿Kioskeras?
¿Se niegan a jugar a la Wii?
¿Han procreado hijas de flequillo
medio isleñas
medio metaleras
que calzan plataformas?
¿Veranean en Mar del Plata
y suspiran al pasar por las incolumnes máquinas
que desde principios de los 90s
iluminan la Feliz?

Qué terrible las pibas del Wonderboy
¿dónde fueron
qué ha pasado
qué hicimos
con las mujeres que sabían jugar así?

lunes, diciembre 17, 2012

Canción de Mêlée Island

En Mêlée Island hay un bar,
sirven grog
y nada más.
Hay corsarios y bandidos,
una rata
con tres tipos.
Hay una bruja, está medio mal,
agarra el pollo
lo vas a apreciar.
También un troll en un puente,
para pasar
dale un arenque.
Nunca dejes de visitar
el circo, el faro,
la tienda de Stan.
En el uso de la espada
te pueden
entrenar.
"Yo soy goma, tú eres cola",
vas a cansarte
de escuchar.

En Mêlée Island hay muchas.. cosas para mirar
que todos quieren algún día... ¡tocar!

En Mêlée Island anda un gordo,
vende mapas,
tiene un loro.
Hay caniches, son feroces,
con la carne
dales flores.
Mira ese muelle sobre la costa:
bajo el agua
hay cosas filosas.
Tienen un ídolo misterioso
y enterrado
un tesoro.
Si te metes en problemas
dentro de
la ciudad
ten cuidado con el sheriff,
te lo digo,
es Le Chuck.

En Mêlée Island hay muchas.. cosas para apreciar
que todos quieren algún día... ¡robar!

En Mêlée Island vive un pelado
tiene dos garfios,
está asustado.
Hay un túnel en la piedra,
que nadie sabe
como se entra.
Una selva muy tupida
seguilo al viejo,
es como un guía.
Hay tres pruebas
para hacer
si un pirata quieres ser.
Una lengua afilada
daña más
que cualquier espada.
Pero el mejor espadachín
lleva en la boca...
cerveza de raíz.

En Mêlée Island hay tantas.. cosas para olvidar
que todos quieren algún día... ¡regresar!

miércoles, diciembre 12, 2012

Tantos

vos tan dulce
                      yo tan diet

vos tan joven
                      yo tan pelado

vos tan filosa
                      yo tan rústico

vos tan gritona
                      yo tan quemagorra

vos tan armónica
                        yo con tan poca métrica

vos tan fuera de serie
                                  yo tan artesanal

vos tan arisca
                      yo más regalado que un señalador en la feria del libro

vos tan tímida
                     yo tan pesado

vos tan tranquila
                       yo tan ansioso como para escribir poemas a las 3 am

vos tan lobby
                      yo tan pasillo

vos tan fresca
                    yo tan plagio

vos tan lejos
                   yo acá a unas cuadras

vos tan inoportuna
                          yo llamé varias veces antes de venir

vos tan especial
                         yo tan grato

vos tan cansada
                         yo tan abúlico

vos tan Rio
                       yo tan Tokio

vos tan cool, tan trendie, tan indie
                                                    yo tengo remeras de cuando tenía doce

vos tan celeste
                         yo tan verde de envidia

vos tan pilas
                     yo tan mecánico

vos tan brillante
                        yo tan opacado por vos que sos tan brillante

vos tan parcial
                      yo tan fácil de convencer

vos tan troska
                      yo tan resignado al peronismo


vos tan reticente a hablar de las cosas
                                       yo te cuento en este poema que ayer atropellé a un motociclista

vos tan barca
                             yo tan remo

vos tan histérica
                                              yo también

vos tan cobarde
                                              yo también

vos tan condenada al olvido
                                             yo también

vos tan apática
                         yo tan cassettero

vos tan permeable a la crítica
                                             yo tan hincha pelotas

vos tan linda
                        yo tan preocupado por decirte cuánto

vos tan grácil
                      yo meto la pata siempre

vos tan importante esta noche
                                              yo la fecha de aniversario con un novio que tuviste hace cuatro años

vos tan intrigante
                                   yo tan desconocido

vos tan definitiva
                              yo tan convencido

vos tan grande
                          yo tan agrandado

vos tan liminar
                         yo siento el llamado de las cornisas para que me despeñe de una vez y para siempre

vos tan imposible
                      yo tan innecesario

martes, octubre 16, 2012

Andrea Capellanus not dead



Dicen que el amor
se inventó en el medioevo
como marca de distinción.
El caballero robusto
en su pesada armadura
deja por un segundo su espada
manchada de sangre de la punta a la empuñadura
y se arroja al suelo a llorar por la dama
a la que llama su Señora
a la que así convierte en su dueña.
Quizás no fue la primera vez que
coincidieron dolor y belleza.
¿Habrá existido un amor verdadero
antes del olvido y del sacrificio?
¿Existirá alguna vez uno
que no sea sinónimo de renuncia?
¿Valdrá la pena formar ejércitos
construir fortalezas
escribir poemas
arrancar cabezas
traicionar
morir
por uno así?

¿Los hombres del futuro
despreciarán nuestro amor
lo considerarán bárbaro
terrible
esclavo
implacable?
¿Se preguntarán cómo la vida
podía girar en torno a ese delito?
¿Nos compadecerán
por estúpidos e ignorantes?
Nunca escuché conmovido
la historia de un enamorado
con el que no me sintiera identificado;
¿es el amor ese saber
que fuimos iguales
en el fracaso?
Una chica me dijo que no extraña a su amado
pero que a veces cierra los ojos
recuerda al amor
y siente volcanes dentro suyo.
Si el amor existe sólo como nostalgia
como recuerdo
los eruditos guardarán el amor
en un anaquel de la historia
y lo sacarán para hacer sentir mal a unos cuantos
por un rato
y lo volverán a guardar convencidos
de que los hombres del pasado
estábamos equivocados.
¿Cómo comunicarnos el placer en esta pérdida
el día que no quede un hombre
que ame así de errado?
Me arrancaría los cabellos
tras la vitrina de un museo
si eso garantizara
la vida de nuestro amor esclavista.

Amar es equivocarse todos los días
empecinarse en aguantar
perdonar lo imperdonable
contentarse con lo más pequeño
burlarse de los que saben
que somos idiotas
que insisten en que dejemos el amor para otros
que quizás alguno resuelva esto en algún momento
que hay experimentos prometedores
hay avances
en cualquier momento se acaba este amor de suicidas
pasado de moda
no vale la pena enroscarse
ya lo cambian
aguanten.
Pero ellos no aceptan la necedad
que hay en el amor
el saber que no hay que…
pero sí
imposible resistirse
imposible no jugarle otra ficha
al próximo dolor
al próximo abandono.

Si sólo fuera una cuestión del cuerpo
¡qué fácil!
diecinueve amores al mismo tiempo,
cualquier día.
Si sólo fuera una cuestión de besos
de compartir un gusto de helado
de saber dormir en la misma cama.
¡Hipócritas!
no se hacen cargo
del verdadero peso de haber amado
de conocer la tradicional e insidiosa insania
detrás de cada caricia
de saber que todo sería tan fácil si..
pero no
mejor joderse
con tal de amarse
con tal de mantener un rato más vivo
este traspié histórico
este exceso de cortesía
este bozal de chacales
esta mancha tan bella
en el desastre de lo humano.

http://chicoverde.blogspot.com.ar/2010/11/un-error.html

jueves, octubre 04, 2012

Presentación de Una tortuga muerta llega a la Orilla de Playa Grande






http://aniosluz.com.ar/?page_id=160
http://www.facebook.com/events/141131702698689/


añosluz presenta
sus dos nuevos títulos:

"el pueblo le canta a sus familias disfuncionales", de Cristian De Nápoli

"una tortuga muerta llega a la orilla de Playa Grande", de Ezequiel Vila

con la participación de:
Error Positivo (música)
Verónica Noonan (expo)


viernes 5 de Octubre, 21 hs.
en casa (sic)
av. rivadavia al 8000 (dirección exacta por mensaje privado)

fiesta toda la noche!



+ info + descarga gratuita de los libros:
http://www.aniosluz.com.ar


(los interesados pueden comprar el libro en la fiesta a $20)


miércoles, octubre 03, 2012

La Vengadora en Filo

Era uno de esos teóricos somnolientos 
de la primera mitad del año
cuando todavía hace calor
y sólo dibujás en el cuaderno
o fichás compañeras.
Bocetaba el rodete
de la que tenía sentada enfrente;
le copiaba sin pudor
las curvas de los hombros.
Había vuelto a la facu
después de  un cuatri afuera
y todo parecía igual
hasta que entraron los militantes enmascarados.

“Buenas tardes compañeros,
disculpen, los interrumpimos
es un segundo nada más,
somos de La Vengadora en Filo.”
dijo un pibe que llevaba una remera
con una estrella
y una máscara de Batman
a la que le habían cortado las orejas.
Entró con él una chica con un antifaz
y un pañuelo sobre la nariz
que empezó a repartir volantes.
Mis compañeros estaban impasibles,
se los veía más molestos que sorprendidos,
resoplaban, miraban sus apuntes, anotaban algo.
La profesora los había dejado pasar,
simplemente pidió que fueran breves.
Nadie se estaba riendo.
El chico gesticulaba y vociferaba,
se notaba su experiencia en pasadas;
pero apenas escuché lo que comentó,
tan aturdido estuve esos minutos.
Creo que le escuché decir
“Puan merece ser salvada”
para cerrar su discurso.

Le pedí a un amigo
de los que se la pasan en el patio
que me contara todo lo que supiera
sobre la agrupación.
Unos decían que la pelotudez
empezó por imitar la genki dama
de los estudiantes chilenos,
pero según mi amigo el disparador
fue taparse la cara en una manifestación
para cubrirse de los gases de la represión
y para esconderse de los servicios de inteligencia.
“Un día uno de estos tipos,
uno medio loco, un boludito,
vino con la máscara a la facu
y empezó a pegar carteles”
-me contó mi amigo.
“Al principio pensamos que era un podri
o alguien trolleando a las agrupaciones,
pero de repente eran seis o siete,
no se sabe si del PO, si de la Mella,
si independientes”.
Mi amigo hablaba
con aires de confidencialidad,
yo le pregunté qué hacían
estos pibes en la facultad.
“Algunos los consideraban un chiste
-me explico mi amigo-
hasta su gran golpe:
se infiltraron en una reunión del decanato,
una rosca con una guita,
y filmaron la camarilla.
Subieron todo a Youtube
¿en serio no sabías?”.
Eran héroes, supuse.
Pero algo no cerraba.

A las semanas entendí todo:
las agrupaciones los odiaban
por banalizar la lucha
las autoridades los odiaban
por ser sus archienemigos
los profesores los odiaban
por niñatos y ruidosos
los estudiantes los odiaban
fastidiados
e incluso por ser también víctimas:
parece que una vez
habían entrado a un curso
y marcado a una piba
que había dejado al novio
por el mejor amigo;
así de amplia
se volvió su idea de la justicia.

Estudiando juntos
un compañero militante cuestionó
su propia existencia como agrupación:
sin duda eran combativos,
participaban de la Asamblea
y de las comisiones de base,
pero a elecciones no querían presentarse
ni nadie sabía bien cómo unírseles.
Le confesé mi desconocimiento
sobre esas instancias
pero le pregunté
si le parecía que usarían fuerza letal
o eran tipo Batman.
Me contestó:
“¿Vos sos pelotudo?
Tan locos no están.”
“¿Pero si pintan los fierros?”
le retruqué.
“¿Cómo en los setenta?”
se quedó pensando
y riéndose me dijo
que capaz
capaz serían de los primeros.

Finalmente yo también me acostumbré
a su presencia en la facultad,
me volví otro testigo desapasionado
de su locura grandilocuente.
Cursé un práctico con un pibe
que físicamente era igual a la Llama,
uno que usaba un gorro coya
y unos anteojos de sol para cubrirse.
Sin embargo nunca se lo insinué,
más por embole
que por respeto.

Meses después fui a una asamblea
a votar en contra de una toma.
Llegué tarde porque
cualquiera que haya ido a alguna
sabe que se vota a cualquier hora.
Cuando entré al aula
era orador el que llamaban
Compañero oscuro:
en el estrado se lucía
su cara transpirada
detrás del pasamontañas,
su capa azabache flameando,
los guantes de cuero duro
apretando el micrófono.
Lo abucheaban.
Casi no le quedaba voz,
abajo sus compañeros superhéroes
callaban con el rostro duro
y los brazos cruzados.
El salón ardía en insultos
y cantos:

Den la cara
den la cara
nos cansamos
de tanta payasada.

Tras unos segundos sin que lo dejaran
retomar la palabra
el Compañero oscuro
dejó el micrófono en la mesa
y resoplando bajó,
hizo un gesto a sus amigos
y todos se retiraron,
despedidos por los chiflidos.

No sé bien por qué los seguí,
asumí que iban a algún lugar a comer
o que mínimo se juntarían
a discutir en la esquina,
pero se fueron separando.
Cada uno se marchó por su lado,
hasta que me di cuenta
de que estaba persiguiendo
únicamente
al Batman sin orejas.
Entendí que no sabía lo que hacía,
estaba por regresar
cuando el enmascarado
se detuvo repentinamente,
volteó y me miró fijo.
Se acercó y me dijo:
“Esto nunca fue un juego para nosotros.
El mundo siempre nos da razones
para creer en los superhéroes”.
Con la voz quebradiza le pregunté
si ya nunca los íbamos a ver.
Siempre sosteniendo la mirada
contestó:
“Capaz que a nosotros no”
y me dio un papel,
uno de sus volantes,
pero que tenía escrito atrás,
en tinta roja,
una dirección.
Cuando levanté la vista
había desaparecido en la noche.

domingo, abril 01, 2012

Movimiento

cuánta belleza
los pibes juegan a la pelota
en la vereda de la cancha
y ahi va otra tendiendo sus castañas
por el sol de Arenales
no sé si serán las calles de Banfield
pero ellas cada vez más lindas
y yo más cansado
nomás las veo pasar desde el auto
con la ventanilla abierta
respirando los últimos calores del verano
desacelero apenas para unos suspiros
y a tratar de seguir mirando el camino
no pensar en la gringa que vi ayer en el colectivo
en esos ojos verde agua
en esos labios enhiestos
porque no hay otra palabra
enhiestos
en el vestido hinchado por las tetas amables
y unas gambas para calzarse dos italias
y yo que el viernes pasado caminaba
y me guardé un "rubia hermosa"
para una ciclista blonda
por erradas interpretaciones del feminismo
me pregunto:
¿sera el el exceso de deseo
o hace cuánto que no veo
una mujer preciosa
estando quieto?

miércoles, febrero 01, 2012

Una tortuga muerta llega a la orilla de Playa Grande




I

Caro me dice por chat
que Anto se cayó de una escalera
y quedó paralítica.

Así vuelve la muerte al tablero.

Ella no puede darme detalles
y me pide que no llame a la familia,
es un momento delicado.
Intento rastrear su actividad
por las redes sociales
y nada,
ni la madre,
ni el hermano,
ni ella,
nada.

Paso la siguiente hora
pensando como será la vida
con mi mejor amiga en silla de ruedas.
Pienso en el abrazo que no le di
cuando nos despedimos por última vez
antes de que vuele a Esquel.
Ya nunca lo va a sentir.

Comparto la noticia con mi viejo
y los dos nos miramos fijo
contagiándonos con los ojos el silencio,
pensando ahora los dos.

La bronca profunda que sentí
cuando me enteré un rato después
de que era una joda
solo se puede comparar con el alivio.

Igual la muerte
ya volvío al tablero.


II

Mi abuela Carmen falleció en su cama
en algún momento entre las 8
y las 10 de la mañana
del viernes 3 de enero
de 2012.

O al menos ahí un corazón dejó de latir.

Durante semanas le costó comer
y tenía alucinaciones,
estuvo unos días sin hablar
y hacía ocho años que tenía la enfermedad
de Alois Alzeimer.

Mi abuela Carmen tenía unas hojas
con cuentos míos
que le llevó mi papá.
Según él los leía,
no hay temporalidad posible
para describir cuán seguido
siendo siempre la primera vez.
Mi papá me dijo la noche del velorio
que el que más le gustaba
era ese que se llamaba "La mort".
Entendí que le debería llamar la atención
porque era un cuento cortísimo
y efectista
pero qué apropiado.

Cuando murió Jovita
no quise ver su cuerpo en el féretro;
casi nunca la conocí en vida a Jovita
aunque ahora tengo todos sus libros.
La vida decidió unirnos por la sangre,
el apellido y la biblioteca.
Los libros de Jovita
sin embargo
no tenían biblioteca.
Estaban empaquetados
en papel de diario
atados con cordel y apilados
en un altillo lleno de polvo.
Abrí cada uno de esos paquetes
medio como un nene en navidad
medio como imagino debe hacer
un ladrón de tumbas.

Sí elegí ver el cuerpo de mi abuela
tardé
tardé muchísimo.
Lo hice a las 3 de la mañana
cuando los pocos que quedaban dormían
en los sillones del salón.
Fueron nada más unos segundos.
Alcanzó.

La fuente de toda la hipocresía
está en este silencio:
¿cómo hacer para no pensar en que vamos a morir?
Dicen que la filosofía empezó
el día en que los griegos
tan esplendorosos
tan bellos
se dieron cuenta de que igual se estaban muriendo.
¿Cómo callar esta injusticia que es la mortalidad?
¿De qué revolución me pueden hablar
cuando estoy enfrente de un cajón?
Tantas remeras con el Che
¿quién me estampa a Prometeo o a Sísifo?
¿quién junta llaves para sus estatuas?

En la capilla siento impotencia
por no poder creer
¡creer aunque sea!
en ese lugar donde reencontrarse
y charlar de la vida anterior
como si fuera un partido en diferido.
Veo al cura en su sotana blanca
tan destinado a las sombras como yo
y lloro
no por el cajón que va hacia el fuego
sino por la injusticia
de que no haya afuera.


III

Una tortuga muerta
llega a la orilla de Playa Grande.
Fieles en malla
se hunden hasta el ombligo
para formar
el más salado de los cortejos fúnebres.
Va y viene
esa tortuga previa
con la marea
indecisa todavía de su entierro.
Se pierde tras las olas de nuevo.

Caminando por la arena dura
llegué a la playa donde finalmente
la lavó el mar.
Su craneo roto es obsceno
irresistible para sacarle fotos,
a ese animal imponente
teñido de blanco por la sal
parcialmente fosilizado
que se hizo visible ante los nadadores
como tributo de las olas,
a ese animal
ya no se le puede pedir nada.

Todos los turistas
la fotografiamos
con nuestras digitales
cuidadas hasta entonces de la arena
por sus fundas de cuerina.
Pero es imposible no notar
que todos respetamos la soledad
de la tortuga en el cuadro;
nadie quiere robarle cámara
a ese cuerpo inesperado,
echado sobre la arena mojada
grandioso
como un león en la sabana.

"Pobre tortuga"
me gustaría poder lamentarme
o al menos suspirar un poco
contra el viento
pero es fines de enero
y decido
que ya he pensado demasiado sobre la muerte.

sábado, enero 28, 2012

Bomboncito

Creo que fue en el 92
cuando mi hermano me llevó
a canal 9 Libertad
para ver en vivo a Bomboncito.
Con cinco años me inquietaban
las piernas de lycra
y la pollerita azul
de esa animadora rubia
rodeada de colores de arcoiris.

Madrugamos, viajamos en tren,
tomamos un colectivo e hicimos una cola
en la puerta del canal.
Mi hermano me compró una Coca
yo estaba excitadísimo
pero me porté bien;
siempre me portaba bien.

Un guardia nos hizo pasar a todos,
los nenes gritaban a sus madres o al aire
y alguno lloraba.
Ni a mi hermano ni a mí
nos gustaban los nenes que lloraban.
Nos sentaron en unas gradas
frente a la escenografía vacía
a izquierda y derecha cámaras
y por todos lados cables.
"No te levantes o te podés tropezar"
me dijo Ale
después una señorita de anteojos
nos pidió lo mismo
a todos los chicos y los padres.
El estudio de a poco se llenó
pero Bomboncito no aparecía,
la espera era tan difícil...
me agarraba con las manos a las gradas
para no salir corriendo a buscarla.
Más allá de las luces
el techo del estudio era negro
la gente grande iba y venía
con papeles en las manos
o revisaba aparatos.

Salió el perro, Hocicón,
yo lo vi primero,
todos lo saludamos:
"¡Hocicón! ¡Hocicón!"
El peluche se dio vuelta
y movió la cola para nosotros,
bailó y saludó con la mano.

Hablaba con una nena
que chupaba un caramelo
hasta que mi hermano me sonó los mocos
con un pañuelo que era de mamá.
Tenía la cara hundida en la tela
cuando todos chillaron.
Ahí la vi, ahí estaba,
de azul, amarillo y rojo
dos colitas
y los cachetes brillosos.
Desde donde estaba nos tiró un beso
habló con un señor,
ella también tenía un pañuelo
que se guardó.
Cuánta ansiedad cuánta alegría
qué díficil quedarse ahí sentado
atornillado con mis manos
saltando en el lugar.
El programa comenzó y todos cantamos
para recibir a nuestro amor
la chica de anteojos nos pidió que recitemos:
"¡Buenas tardes, Bomboncito!"
pero ya todos lo sabíamos.

Bomboncito entró saltando,
pero no nos saludó,
sonrió a la cámara y en silencio
se subió con la mano izquierda
un poquito la pollera.

Mi corazón infante se detuvo
al ver esa liga,
esa lycra cobriza,
mi boca exigió un dedo
para suplantar
el contorno final
de esas piernas inimaginables.
Tanto me absorbió
lo que mostraba la izquierda
que no vi lo que sacaba
con la mano derecha.

La gente grande se agitó
y un solo hombre se levantó
tarde de la platea;
Bomboncito se llevo eso a la boca
y explotó algo en su cabeza.

Todos aullaron cuando se desplomó,
los otros nenes estaban con la boca abierta,
todo era tan lento,
miraba la mirada de mi hermano
tan virgen de muerte como yo
más aterrorizado
más inmovil, con la boca más abierta.

Cuando pude apartarle la vista
dos hombres estaban sobre mi amor;
una bella durmiente
sobre una sábana roja,
se le veía la bombacha
y seguia muda.

La señorita de anteojos nos sacó,
todos en brazos de sus padres
llorando incansables, pataleando.
Mi hermano también me alzó
aunque yo no lloraba.
Sobre su hombro alcancé a ver
en el suelo por última vez
los labios retorcidos
rojos,
nunca más rojos,
de Bomboncito,
tan cerca,
tan linda.

Anacoresis

El hombre,
un herbívoro envidioso
que quiso depredar a sus depredadores
busca el útero en una cabaña
en un cuarto sin luces
en una caverna,
tan acertada la expresión criolla
de "irse a la concha de su madre".

Hubo un tiempo en que los bosques
y los desiertos
estuvieron plagados de eremitas.
Acá las pampas las ganó el Estado
y las selvas, los jesuitas.

Pero aún sobra espacio para estar solo,
aun sin jaguares que nos laman las heridas
en nuestro lecho de muerte,
todavía hay lugar para estar solo.

Buscamos refugio
porque sufrimos una guerra civil,
el cuerpo quedó una casa
pero con el techo roto.

Nuestro Mordor

Si cruzamos un descampado
o un cordón de fábricas
tras el humo negro,
en los charcos de las calles de tierra
o entre los ladrillos y las chapas
todos tenemos
nuestro Mordor.

Desde la ventanilla del tren
veo a una chica
bañarse con una manguera
y me pregunto
cuando dejó de sentirse observada.
Vías y autopistas
volando sobre las cenizas
que señalan el orgullo
liberador de nuestro miedo.

Imaginamos las escenas
que nos da terror interpretar
o recordar.
La adolescente de la manguera
no me percibió jamás,
podemos pelearnos por ver quién está peor
pero la chica de la manguera
no me va a ver jamás.

Lectura de poesía

Florencia es muy amable
y me invita nuevamente a su lectura de poesía.
Hace un tiempo ya que hago esto
y cada vez lo siento más ajeno.
Leo mi primer poema, en una ronda
de poetas
y de público,
un poco entrecortado.
Detesto empezar las veladas.
Sin aplausos, advierto que voy a leer el segundo
pero un chico me interrumpe
y me dice si mejor
no vamos leyendo de a uno
cada uno.
Me parece bien pero quedo
medio descolocado,
pienso que hice el ridiculo.
El chico se pone a leer
y noto por primera vez
verdaderamente
su presencia magnífica.
Lleva puestas unas calzas brillantes
o más bien
negras, con brillos fucsias
azules y turquesas.
Tiene una camisa suelta y encima
un collar de perlas de fantasía.
Tiene el pelo parado con cera,
apenas puedo escuchar su poema
aunque lo recita fuerte, gritando,
incluso para hacerlo se ha parado;
lee claro, muy bien,
pero las palabras no me alcanzan
quedan filtradas por su look.
Me siento impresionado y envidioso
por la presencia de un poeta.
Luego lee el tipo de los panes calientes
que ahora vende libros
tiene un cuadernito
con una letra demencial
que le espío.
Leen dos chicas
de voz muy bajita
a pesar del esfuerzo
no entiendo casi nada de lo que balbucean,
y ya me toca de nuevo.
El segundo me sale mejor
y eso que es un relato pegajoso
patético
que debería dar un poco de vergüenza.
Al panadero le gusta mucho
pero yo quiero ver la cara
del poeta de los collares
que no me enseña nada.
Está como en trance...
Asus lados lo escoltan dos fans
una está buena;
imagino sus orgías excitadas por la exhuberancia del lenguaje;
y yo todavia escribo poemas rimados.
Su segundo poema es más estridente
y está lleno de sustantivos
casi exclusivamente.
Florencia lee un poema que me gusta,
el de la toma del 2010,
año fatídico.
El panadero le canta un triunfo
a Lukanikos
el perro griego combativo.
Cuando me piden leer el tercero
me excuso y digo que
me salió tan bien el anterior
que no quisiera opacarme con otro.
En realidad deseo esta vez
con cen trar me
en los últimos versos
del poeta de las calzas.
Pero antes que él
lee una de sus fans
la linda.
Es un poema nervioso y agresivo,
incómodo,
de violaciones o sexo angustiante,
le habla a un hombre al parecer despreciable.
El poeta cierra el show
con un rapto consonántico sin respiro
envidio sus pulmones,
el poema es divertido.
Todos aplaudimos
a eso que ha ocurrido
que se supone
es la poesía
todavía.