Hace frío y tu cabeza está tan desnuda que te regalaría mi gorrito naranja, mi parte de tela que imitando la franela me apaña la nuca y la frente, que me priva de la caricia del rocío, que me cierra la vista de tus cachetes de mujer.
¿De dónde sacás tu parsimonia encantadora? ¿Desde cuándo incubás esta enfermedad que me contagiaste?
Tu arma de guerra, tu estatua dorada, tu bolso de lana, tu escudo de fresas...
Todo eso merece la confianza de mi gorrito naranja, tejido a mano, cubriendo tu cara.
¿De dónde sacás tu parsimonia encantadora? ¿Desde cuándo incubás esta enfermedad que me contagiaste?
Tu arma de guerra, tu estatua dorada, tu bolso de lana, tu escudo de fresas...
Todo eso merece la confianza de mi gorrito naranja, tejido a mano, cubriendo tu cara.
31-03-05 // 11-10-06
1 comentario:
¿Y le diste el gorrito o no se lo diste?
Publicar un comentario