sábado, octubre 30, 2010

Soneto

Versos que apagan fuegos como cerros
por que otra cosa tener la poesía
si no es para desarmar la agonía
que desencadenan los propios yerros.

Pensar en un país sin tu sonrisa
en un verano entero sin tu peso
descansando ileso sobre mi pecho
aguardando una marea de cosquillas.

Mis dedos lloran el roce de tu piel
mi yaga bebe cuatro tragos de tu hiel
mis labios sienten la ausencia de su vergel.

La espera sólo sabe eternidades,
la angustia, nada más multiplicarse,
y este mal poeta, suplicarte.

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