lunes, marzo 28, 2011

Amputación

A veces te veo en mi sombra
y tengo que apartar la vista
para no querer alcanzarte
con tu mismo contorno vacío.
Con frecuencia velo noches
recordando tus cicatrices
había una blanca, inmemorable,
que siempre amé narcicista.
Te extraño como mi mano izquerda
añora tu caricia desinteresada
en un baño compartido,
en el secreto de la almohada.
Palpando tu ausencia, lloro
no por considerarme un monstruo
si no por mi derechura intrínseca
me priva de toda destreza.
Tantas audaces piruetas
tanto amor contenido en esas palmas
y la melancolía de renunciar
a la posibilidad de aprender un día a tocar la guitarra.
Pienso en los chinos
tan chinos
que guardan sus miembros amputados
y órganos extirpados
para ser enterrados con ellos.
Y si tan sólo pudiera acostarme
una última vez para siempre
con tus restos muertos
mi humillación se fundiría
y coagularía inmunda,
como esta herida,
pero ahora en serio
sin despertarme palpando el colchón
sintiendo la amargura
de tu partida.

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