viernes, junio 02, 2006

Un paseo (estación séptima)

Estando afuera se impresionó por la diferencia térmica con respecto al interior; no se podía explicarse como había podido respirar allí dentro. El calor infernal de las llamas del Hades lomense era incuetionable. Pero olvidóse pronto de esto al notar a su amigo sentado en el suelo, hundido en sus rodillas. Se acercó y le preguntó:
-¿Estás bien?El otro levantó el rostro colorado, con un ojo hinchado, y contestó: -Mientras su honor permanezca intacto.
-Sos un tarado, ¿quién te mandó a defenderme?- dijo furiosa ella.
El otro se levantó con su ayuda y cerró la conversación:
-Espero que te des cuenta de lo que es capaz este lugar -trás el silencio continuó- No importa, sigamos caminando.Y lo siguieron haciendo, pero un mutismo inexplicable se apoderó de ellos.

Amanecía mientras pasaban por cafés, departamentos, negocios. Habían recorrido ya cuatro cuadras cuando él se freno y rompió la veda:
-Esta es Laprida, calle principal de Lomas y asesina de la amadísima Meeks que toda esta madrugada hemos recorrido. A partir de aquí empieza Carlos Pellegrini, pero ese será un paseo para otra noche. Ya Eos asoma sus rosáceos dedos y la estación de trenes nos espera para llevarnos a casa.
Y al oir la bocina del primer tren eléctrico del nuevo día, cerró los ojos y con un gesto de nostalgia, exclamó solemne:
-Ciudad en vías de desarrollo, en un país en vías de desarrollo... Muchas vías para un tren que nunca va a llegar, porque lo único que les interesa son las vías, las idiotizantes estructuras férreas que corroen la identidad. No sé si está bien que ese tren llegue, pero lo que no soporto es la mediocridad de los que se olvidan de la tierra sobre la que se apoyan esas delgadas líneas metálicas. Llamame loco por eso.
Ella tambien consternada a causa de las palabras recién oídas le preguntó:
-¿Pensás que somos locos por no conformarnos con eso? ¿Por no vivir pendientes de un celular, o por no chocarnos contra espejismos posmodernos? No te mortifiques, todavía somos jóvenes y si no olvidamos la esencia de lo que pensamos, con la experiencia vamos a encontrar un mejor camino.
Dibujo él una sonrisa en su rostro y balbuceó en voz muy baja, casi inaudible:
-Pensemos así, si hoy queremos poder apoyar la cabeza en la almohada.
Y sin interrumpir al silencio, se encaminaron hacia la estación de trenes para separarse y regresar a sus hogares.
Final del recorrido
06-02-05

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