martes, noviembre 23, 2010

Partes

Mis manos
están encantadas
con la redondez de tus pómulos
en cada caricia quieren hacer de ese estímulo
el tacto todo entero.
Mi cara
no quiere nada más
que apoyarse contra la tuya
y desaparecer
fundirse en tus facciones
como si fueras un espejo de agua.
Mi cuello
solamente puede reposar sobre tus hombros
descansar en la suavidad de tu costado
morir en un abrazo.
Mis brazos
no se resignan a dejar ir tu talle
insisten en la fuerza de tu espalda
como si al soltarla
me abismase.
Mis ojos
empáticos
están tan contentos de que tus ojos
mirasen toda la tarde
sin dolor.

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