miércoles, noviembre 10, 2010

Un sueño de recién

Soñé que te quedabas en casa
traíamos un colchón
de algún lugar
y tiraba el mío al piso
para acostarnos juntos.
Me costaba armarla
doblaba las sábanas
y no me convencía.
A la mañana me decías
cosas que me dijiste
en la vigilia,
yo lloraba y te pedía
que pienses en el olvido
de los cristianos
y la envidia que les tenía.
Un perdón sincero
no es sacarse de la piel
el aguijón y no rascarse.
Es mirar el dolor a los ojos
y soltarle la mano.
No sé si te convencía
pero asentías;
vos también estabas llorando.
Hablar es mi forma
de soltar la mano,
soñar es mi forma
de querernos mientras tanto.

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