Te evalué
de arriba a abajo:
estudiabas en el patio
y te paraste primero después.
Cuando te miro
a veces tengo miedo
de caerme en tus ojos;
en tus pupilas hay dos pozos de petróleo
y mi vértigo
me absorve
me disuelvo.
Tenés una sonrisa para firmarla
y venderla a millones,
brazos para acariciarlos
hasta quedarse sin dedos,
qué pelo plegado
y qué pelo suelto.
Tu espalda pide a gritos cada abrazo
y tu cintura me borra todo pensamiento
cómo pensar después en otra cosa
que desplazar mis manos en tu contorno
con un dedo a la vez dibujar el arte
del límite de tu carne
¡qué más para a cualquiera sacarle
el alma entera de a sorbos!
Cada dedo de tu mano
vale el brazo de un pintor
y cada gota de tu sangre
la vida de un escritor.
¿Tan grande sería mi deuda
que tanto me embargaron
o acaso, borracho,
lo jugue todo
a una mala mano?
miércoles, noviembre 03, 2010
Teoría del valor
Publicadas por chicoverde a la/s 10:07 p.m.
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