jueves, febrero 02, 2017

Pérdida y recuperacion de dos goles

Una vez, hace mucho tiempo (no podría tener más de 8 años), me hicieron atajar en un partido. Me convirtieron dos goles y me tocó salir. Una vez afuera, al costado de la cancha, un padre que había llegado tarde se me acercó y me preguntó cómo iba el partido. Yo me encogí de hombros y dije: "0 a 0". Desconfiado, el padre volvió a preguntar un rato más tarde cuando vino otro chico y ese, botón, corrigió y subrayó que yo estaba atajando en ese momento. Sentí vergüenza pero también algo mucho más terrible: experimenté nítidamente la dificultad para retener lo que sucede, la desconexión entre lo que se percibe y lo que ocurre, el hiato entre la conciencia y el mundo. Aunque todavía más impresionante y fabuloso fue la certeza que me invadió una vez que me recordaron esos dos goles, cómo su sola mención bastó para que los encontrara y reconstruyera.
La verdad es que no estaba nada interesado en el partido y el fastidio había tejido una cortina de otros pensamientos entre lo que estaba pasando y yo; lo fantástico es que ahora, hoy, todavía recuerdo perfectamente esos dos goles omitidos brevemente y en cambio no tengo idea de qué estaba pensando cuando los ignoré.

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